Dejarse Volar

“Estoy seguro que muchos de vosotros, al igual que me sigue ocurriendo a mí, soñáis desde pequeños con Volar.

Personalmente, es una cosa que llevo imaginando prácticamente desde que tengo memoria. Nos pasamos la vida viendo como en dibujos animados, películas o libros, nuestros grandes héroes y personajes favoritos, se pasan el tiempo volando de aquí para allá. Quién no ha soñado alguna vez, aunque sólo sea por un instante, poder volar con la alfombra mágica de Aladino, o en la famosa nube de Goku. Incluso vestirse y surcar los cielos con el traje propulsor de IronMan, o con el uniforme rojo y azul de Clark Kent. Yo todavía sigo soñando con ello.

Volar, se puede de muchas maneras. Tenemos el avión como la forma más segura, pero no deja de ser aburrido y monótono. Después está el parapente, ala delta o cualquiera de sus derivados, llenos de adrenalina y riesgo, pero siguen sin ser los más idóneos para realizar un viaje tranquilo y calmado en el cual poder disfrutar de las maravillosas vistas ofrecidas desde las alturas. Avionetas, paracaídas y los últimos diseños tecnológicos, son otras de las posibilidades, pero siguen sin convencerme del todo. Sin embargo, existe otra opción que tiene todo lo necesario para disfrutar verdaderamente de un vuelo, y poder observar todos los secretos que nos ofrece este mundo, secretos que probablemente no hayamos descubierto todavía.

Sentir el viento en nuestra cara, disfrutar de la puesta de sol o del amanecer, de una forma que jamás habíamos imaginado. Volar por el simple deseo de sentir como nos elevamos, sin motores ni hélices, y ver que poco a poco, todo aquello a lo que estamos acostumbrados y que hemos visto una y otra vez, se convierte en un escenario único e irrepetible. Volar por el simple deseo de dejarse volar. Llegar al cielo y al poco tiempo acariciar el agua. Descubrir que realmente, el mundo en el que vivimos, nos ofrece un espectáculo visual que jamás imaginaríamos. Simplemente, volar en globo.

Quizá no sea el método más innovador, ni mucho menos el más avanzado para los tiempos que corren. Pero todo lo que nos ofrece, no entiende de tecnología, ya que su fuerza y magia radica en contemplar aquello que solo se puede ver desde el cielo. Espero que algún día, podáis sentir lo mismo que yo, y entender lo que significa dejarse volar.”

 

Marta Jiménez Camacho & Vicente Suesta  05 /06 / 2014

Dejarse Volar

“Estoy seguro que muchos de vosotros, al igual que me sigue ocurriendo a mí, soñáis desde pequeños con Volar.

Personalmente, es una cosa que llevo imaginando prácticamente desde que tengo memoria. Nos pasamos la vida viendo como en dibujos animados, películas o libros, nuestros grandes héroes y personajes favoritos, se pasan el tiempo volando de aquí para allá. Quién no ha soñado alguna vez, aunque sólo sea por un instante, poder volar con la alfombra mágica de Aladino, o en la famosa nube de Goku. Incluso vestirse y surcar los cielos con el traje propulsor de IronMan, o con el uniforme rojo y azul de Clark Kent. Yo todavía sigo soñando con ello.

Volar, se puede de muchas maneras. Tenemos el avión como la forma más segura, pero no deja de ser aburrido y monótono. Después está el parapente, ala delta o cualquiera de sus derivados, llenos de adrenalina y riesgo, pero siguen sin ser los más idóneos para realizar un viaje tranquilo y calmado en el cual poder disfrutar de las maravillosas vistas ofrecidas desde las alturas. Avionetas, paracaídas y los últimos diseños tecnológicos, son otras de las posibilidades, pero siguen sin convencerme del todo. Sin embargo, existe otra opción que tiene todo lo necesario para disfrutar verdaderamente de un vuelo, y poder observar todos los secretos que nos ofrece este mundo, secretos que probablemente no hayamos descubierto todavía.

Sentir el viento en nuestra cara, disfrutar de la puesta de sol o del amanecer, de una forma que jamás habíamos imaginado. Volar por el simple deseo de sentir como nos elevamos, sin motores ni hélices, y ver que poco a poco, todo aquello a lo que estamos acostumbrados y que hemos visto una y otra vez, se convierte en un escenario único e irrepetible. Volar por el simple deseo de dejarse volar. Llegar al cielo y al poco tiempo acariciar el agua. Descubrir que realmente, el mundo en el que vivimos, nos ofrece un espectáculo visual que jamás imaginaríamos. Simplemente, volar en globo.

Quizá no sea el método más innovador, ni mucho menos el más avanzado para los tiempos que corren. Pero todo lo que nos ofrece, no entiende de tecnología, ya que su fuerza y magia radica en contemplar aquello que solo se puede ver desde el cielo. Espero que algún día, podáis sentir lo mismo que yo, y entender lo que significa dejarse volar.”

 

Marta Jiménez Camacho & Vicente Suesta  05 /06 / 2014

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