Estuvimos en México volando!

León, Guanajuato, Méjico2013

En noviembre, en pleno invierno madrileño, transcurre el FIB de León, Guanajuato. Son unos días para disfrutar de una experiencia maravillosa, con cientos de globos volando sobre el inmenso parque de León y una ciudad verdaderamente volcada con este acontecimiento. Es un momento en que todos los pilotos se esfuerzan por aparecer como los más vistosos con sus globos de mil colores y sus formas inverosímiles.

La organización funciona como un reloj. Los equipos de ayudantes se muestran entusiasmados por su participación en el Festival, los niños te persiguen para que les des unos caramelos que, por cierto, pican de verdad!

El campo de vuelo, a pesar de los horarios tan tempranos que exigen los globos, está abarrotado de público que se abre como el Mar Rojo al paso de los globos y que se nota que realmente disfrutan con el espectáculo. La comida es sensacional, especialmente si te gusta picante, y en los horarios libres, puedes viajar a ciudades cercanas que son pasmosamente bonitas. La gente de la ciudad nos ha demostrado ser la más hospitalaria: Todo el mundo se ofrece a ayudar, ni un mal gesto si el viento nos lleva a aterrizar en su jardín o en el campo de golf cercano. Siempre te ofrecen algo de beber y se muestran encantados de compartir la experiencia contigo.

Aquí podéis ver algunas fotografías que hice durante el Festival y que son sólo una pequeña muestra de este magnífico espectáculo. Espero que os gusten.

Desde luego, si tengo oportunidad, volveré el año que viene.

firma_ramiro

Estuvimos en México volando!

León, Guanajuato, Méjico2013

En noviembre, en pleno invierno madrileño, transcurre el FIB de León, Guanajuato. Son unos días para disfrutar de una experiencia maravillosa, con cientos de globos volando sobre el inmenso parque de León y una ciudad verdaderamente volcada con este acontecimiento. Es un momento en que todos los pilotos se esfuerzan por aparecer como los más vistosos con sus globos de mil colores y sus formas inverosímiles.

La organización funciona como un reloj. Los equipos de ayudantes se muestran entusiasmados por su participación en el Festival, los niños te persiguen para que les des unos caramelos que, por cierto, pican de verdad!

El campo de vuelo, a pesar de los horarios tan tempranos que exigen los globos, está abarrotado de público que se abre como el Mar Rojo al paso de los globos y que se nota que realmente disfrutan con el espectáculo. La comida es sensacional, especialmente si te gusta picante, y en los horarios libres, puedes viajar a ciudades cercanas que son pasmosamente bonitas. La gente de la ciudad nos ha demostrado ser la más hospitalaria: Todo el mundo se ofrece a ayudar, ni un mal gesto si el viento nos lleva a aterrizar en su jardín o en el campo de golf cercano. Siempre te ofrecen algo de beber y se muestran encantados de compartir la experiencia contigo.

Aquí podéis ver algunas fotografías que hice durante el Festival y que son sólo una pequeña muestra de este magnífico espectáculo. Espero que os gusten.

Desde luego, si tengo oportunidad, volveré el año que viene.

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